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Ferrerias

FERRERIAS
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FERRERIAS
Playas
Las Playas de Ferrerias

            La playa de Cala Galdana constituye uno de los centros turísticos más importantes de la isla.
     Ha sido galardonada por la Comunidad Europea con el distintivo de "Bandera Azul". A su belleza natural se suma un entrono paisajístico que atrae a los excursionistas a conocer los parajes que la rodean.
     Alrededor de la playa se ha desarrollado una urbanización que ofrece a los visitantes los servicios necesarios para las vacaciones y el tiempo libre. A escasa distancia de este centro turístico se halla Cala Mitjana, una playa todavía virgen con las características propias de la zona sur de la costa: aguas azules, arena fina y exhuberante vegetación.
     La playa de "Ets Alocs", por el contrario, reúne las características propias de la costa norte: terreno agreste y escasa vegetación. Muy visitada por quienes desean huir de las aglomeraciones y disfrutar de la pureza del aire y del paisaje. 

 

FERRERIAS
Historia
Reseña historica de Ferrerias


   Las noticias históricas que tenemos del nacimiento de Ferreries permiten fijar su fundación a finales del siglo XIII.
     Cuando el Rey Jaime II de Mallorca organizó las estructuras sociales y eclesiásticas de Menorca, componiendo la Pavordia (título honorífico) y las rectorías, instituyó, entre otras, una nueva parroquia en el término de la Fraria", bajo la advocación del Apóstol San Bartolomé.
     El nombre de Ferreries aparece por primera vez en el "Pariatge" del buen Rey Jaime. Se trata, de hecho, de un documento de concordia entre el monarca y el obispo que reorganizó las estructuras de la iglesia menorquina.
     Pero, ¿Cuál es el origen del nombre de Ferreries? Dos son las teorías más consideradas al respecto, si bien ambas son indemostrables documentalmente.
     De acuerdo con la tradición oral, el nombre de Ferreries guarda una estrecha relación con los topónimos de "Sa Rovellada", "S'Enclusa" y las colinas de Son Telm que rodean la villa. Los seguidores de esta opinión consideran la posibilidad de que algún herrero (ferrer) se estableciese originalmente por estos parajes para atender a las caballerías de los transportes que viajaban hacia el interior del territorio isleño. Esta creencia estaría reforzada por la grafía "Ferreries", que aparece en toda la documentación posterior.
     Del mismo modo, también es significativo que el primer matrimonio registrado en los libros parroquiales de Ferreries sea el de un maestro herrero, Llorenç Triay, casado el 2 de Octubre de 1570 con Margarita Foixà.
     La otra opinión defiende la hipótesis de que el nombre de Ferreries es una deformación ortográfica de Fraria, ya que la primitiva iglesia de San Bartolomé se levantó sobre terrenos que pertenecían a los frailes mercedarios, probablemente los de Puig Ostern que menciona la bula de Nicolás IV, en el año 1291.
     En los alrededores de estos parajes empezaron a construirse, en el año 1298, las primeras casas que darían vida al primitivo núcleo de población.
     El historiador Pere Riudavets i Tudurí, en su "Historia de la isla de Menorca", puntualiza esta última teoría cuando escribe: "...El Rey Alfonso III concedió terrenos en el Término de Mercadal a los Religiosos mercedarios que le acompañaban para establecer un convento y que el Rey de Mallorca Jaime III, al decretar el Pariatge, o sea el código para el establecimiento de parroquias y vicarías, menciona los sitios y partidos donde debían establecerse instituyendo la Parroquia de San Bartolomé en la Fraria (terrenos que pertenecen a los frailes mercedarios), que con el tiempo ha venido a convertirse en Ferreries". Y añade más adelante: "...hubo que aumentar el partido parroquial de San Bartolomé al instituirse en los terrenos denominados de la Fraria y probable es que esta subdivisión se llevará a cabo por el diocesano de las Baleares, fijándole los límites que hoy tiene, de acuerdo con el municipio de Ciutadella y el de Mercadal, quienes debieron de ceder parte de sus respectivos territorios para formar el que hoy llamamos "Terme de Ferreries".
     A inicios del s. XIV el pueblo de Ferreries recibió la denominación de término Castillo de Santa Agueda y sus hombres más representativos intervenían en la política y los negocios públicos de Menorca, según refiere la Carta-Pobla del 30 de Agosto de 1301 de P. Villanueva sobre "Viaje literario a las iglesias de España".
     El carácter diseminado de la población no favoreció el desarrollo de Ferrerias que, antes de finalizar la época medieval, contaba ya con algunos núcleos aislados de población.
     Tenemos noticias de que en 1457 se fundaron los lugares de Terraroja, San Gornés, Son Gras y Ruma y en el año 1476 nacían los de Son Mercer y Sa Mola. Todos ellos como pequeñas células de población. Años más tarde, concretamente en 1860, Ruma tenía 10 viviendas, Son Mercer 5 y Sa Mola 5.  

 

 

FERRERIAS
Monumentos
Castillo de Santa Ageda Ferrerias

     En la cima de la colina de Santa Agueda existen todavía hoy las ruinas de una antigua fortaleza que se levantó en la época de la dominación árabe en Menorca.
     Según el testimonio de los investigadores existe la posibilidad de que el castillo se levantara sobre los restos de una antigua edificación romana. Esta opinión está avalada por el hallazgo de monedas romanas y puntas de lanza.
     Lo cierto es que en 1232 esta fortaleza aparece en la documentación con el nombre de Sain Agaiz y se hace referencia a ella como punto de valor estratégico militar y como residencia palaciega de los gobernadores musulmanes.
      Cuando en 1287 las tropas catalano-aragonesas del Alfonso III conquistaron Menorca para incorporarla a la cultura occidental, el castillo de Santa Agueda fué el último reducto de las tropas árabes que se habían refugiado en su interior y en la cima de la montaña se firmaron las capitulaciones. En recuerdo de esta efemérides el rey cristiano ordenó construir una capilla dedicada a Santa Agueda. Paulatinamente el castillo entró en decadencia hasta el punto de que en 1363 se ordenó se demolición aunque con la indicación expresa de que se respetaran la torre y la iglesia, pero el derrumbamiento no se produjo, sino que fue abandonado.
     A mediados del s. XVI hubo un intento de reconstruir el castillo para hacer frente a las continuas incursiones de los piratas Barbaroja y Solimán el Magnífico, proyecto al que se opusieron los Jurados de la Isla que prefirieron fortificar la costa.
     Desde entonces hasta nuestros días el Castillo de Santa Agueda ha sufrido un importante deterioro debido a la erosión meteorológica y las agresiones de los buscadores de oro, pues según cuenta la leyenda, debajo de los muros de la fortaleza se esconde un becerro de oro.
     Recientemente el Ayuntamiento de Ferrerias ha constituido la Asociación de Amigos de Santa Agueda y ha promovido las primeras acciones para evitar el deterioro de la calzada romana de acceso a la fortaleza. Aunque el proyecto es de gran envergadura y su coste económico muy elevado, la intención última es recuperar la integridad del recinto por su valor histórico y monumental.

 

 

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FERRERIAS
Itinerarios Urbanos
Edificios y rincones emblematicos de Ferrerias

  A finales del s. XVII Ferrerias contaba con 75 habitantes y 15 casas. Fué en el siglo XVIII cuando se inició la construcción del templo parroquial que quedó terminado en el año 1770.
     El portal noble tiene forma de arco de medio punto, con una puerta rectangular. La torre del campanario fué construida en 1884 según diseño del Obispo Mercader. A cada lado de la torre se levantaron estatuillas de barro de la imaginería religiosa que con el tiempo, han desaparecido. De la parte alta del edificio sobresale un ábside con ventanales rectangulares.
     La nave central tiene forma de cruz y a ambos lados se encuentran las capillas. La más importante de ellas es la del Santísimo. Adosada al templo se halla la Casa rectoral y por detrás se encontraba el osario y el huerto de la parroquia cuyos terrenos fueron absorbidos por el ensanche urbano.
     Más recientemente, en el año 1973, fué inaugurada la nueva iglesia de Santa Maria, construida según las orientaciones del Concilio Vaticano II. En la cima del altozano de "Son Granot" se levanta una pequeña ermita dedicada al Inmaculado Corazón de María.

 

 

Son Mercer

   Es el segundo poblado de la isla en cuanto a su extensión.
  Cronológicamente sabemos que una parte del poblado estaba
  en actividad en época pre-talayótica (antes del 1500 a C.),
  factor que nos han demostrado los restos hallados en las
  cuevas del interior del poblado.

    La situación geográfica de este gran
   poblado determina su configuración
   como núcleo de control del territorio
   de buena parte de la costa sur de la
    isla. Destacamos como construcciones
   más visibles y mejor conservadas los tres
   talayots situados sobre la colina que, junto con el
   santuario (recinto de taula), encarnan la zona pública
   del poblado.

FERRERIAS
Prehistoria
Poblado prehistorico de Son Merce

 Es el segundo poblado de la isla en cuanto a su extensión.
  Cronológicamente sabemos que una parte del poblado estaba
  en actividad en época pre-talayótica (antes del 1500 a C.),
  factor que nos han demostrado los restos hallados en las
  cuevas del interior del poblado.

    La situación geográfica de este gran
   poblado determina su configuración
   como núcleo de control del territorio
   de buena parte de la costa sur de la
    isla. Destacamos como construcciones
   más visibles y mejor conservadas los tres
   talayots situados sobre la colina que, junto con el
   santuario (recinto de taula), encarnan la zona pública
   del poblado.

 

 

Algendar

El barranco de Algendar es el accidente geográfico más importante de la altiplanicie miocénica del sur de Menorca, de gran belleza natural y paisajística.
     Este barranco forma el límite entre los términos municipales de Ferreries y Ciutadella.
      Desde Ferreries se puede visitar siguiendo la carretera general y tomando el segundo desvío por la izquierda se adentra  un camino vecinal que permite el paso a los vehículos hasta la boca misma del barranco. La excursión tiene que continuar luego andando.
     La abundancia de agua y la especial configuración orográfica, a resguardo de los fuertes vientos de tramontana tan característicos en la época invernal hacen los terrenos del barranco muy aptos para el cultivo de frutas y hortalizas. Son famosas sus naranjas.
     Las riqueza de la fauna y la flora de Algendar han configurado este territorio como una reserva natural de gran valor ecológico y han sensibilizado a la población sobre la necesidad de evitar proyectos de urbanizaciones que acabarían con el habitat natural de algunas especies protegidas de animales que andan entre sus rocas y afilados acantilados.
     Atravesando el barranco se llega hasta la playa de Cala Galdana, aunque el abandono paulatino de la actividad agrícola ha provocado la intransitabilidad del último tramo del camino. Un arroyo de agua fresca y cristalina atraviesa la hondonada, recoge las aguas pluviales de las laderas colindantes hasta desembocar en el río de la Cala.
     La literatura popular ha creado numerosas leyendas y mitos. "Sa nuvia d'Algendar" es sin duda la más conocida. Narra las peripecias de una joven payesa que una noche de luna llena fue raptada por un moro que se había enamorado de ella y que se la llevó cautiva a tierras de la morería.
     Dice la tradición popular que en estos bellos parajes existieron los jardines del Almogarive de Santa Agueda en época anterior de 1287, en tiempos de la dominación musulmana.   

FERRERIAS
Fistas de Ferrerias
Fiestas de San Bartolome

 Las Fiestas patronales de Ferrerias se celebran los días 23,24 y 25 de agosto y están dedicadas al apóstol San Bartolomé. Su antigüedad se remonta al s. XIV, coincidiendo con la creación de la parroquia a la que dió origen el primitivo núcleo de la población.
     El origen de las fiestas patronales es claramente religioso, aunque con el tiempo ha evolucionado.

     La Obrería de San Bartolomé, organización de seglares encargada de atender la administración de la Parroquia, jugó un papel destacado en la configuración de la Fiesta. Sus miembros, llamados obreros o "caixers", tenían el encargo de conseguir queso y trigo para dedicarlo al mantenimiento de la iglesia y a la organización de la Fiesta. Debido a que la gente vivía diseminada alrededor de la iglesia, pronto usaron los caballos como medio de transporte para acudir a los oficios religiosos celebrados en honor del Santo Patrón.
     Y así fue como, con el tiempo, el caballo adquirió un papel preponderante en la celebración de los festejos.
     La comitiva se abre con el "caixer fabioler" que indica el recorrido a los sones del tambor y el caramillo. Le siguen los demás miembros de la cabalgata por orden de menor a mayor. Cierran la comitiva un representante de la Iglesia y otro del Ayuntamiento, que son quienes presiden los festejos.
     La indumentaria de los jinetes ha evolucionado con el tiempo, hasta fijarse en la característica de principios del siglo XIX: frac negro, pantalones blancos, camisa blanca, corbatín, sombrero o guindola y zapatos negros.
      La cabalgata recorre las calles de la población para invitar a todos los vecinos al Jaleo que se celebra en la plaza del Ayuntamiento.
     Caballos y jinetes hacen alarde de sus cualidades mientras la juventud baila y canta al son de la banda de Música.
     Cada año se repite la misma historia. Como un rito ancestral, antiquísimo, la fiesta patronal consitituye el punto culminante en la vida de la población y de sus habitantes.  

En la cima de la colina de Santa Agueda existen todavía hoy las ruinas de una antigua fortaleza que se levantó en la época de la dominación árabe en Menorca.
     Según el testimonio de los investigadores existe la posibilidad de que el castillo se levantara sobre los restos de una antigua edificación romana. Esta opinión está avalada por el hallazgo de monedas romanas y puntas de lanza.
     Lo cierto es que en 1232 esta fortaleza aparece en la documentación con el nombre de Sain Agaiz y se hace referencia a ella como punto de valor estratégico militar y como residencia palaciega de los gobernadores musulmanes.
      Cuando en 1287 las tropas catalano-aragonesas del Alfonso III conquistaron Menorca para incorporarla a la cultura occidental, el castillo de Santa Agueda fué el último reducto de las tropas árabes que se habían refugiado en su interior y en la cima de la montaña se firmaron las capitulaciones. En recuerdo de esta efemérides el rey cristiano ordenó construir una capilla dedicada a Santa Agueda. Paulatinamente el castillo entró en decadencia hasta el punto de que en 1363 se ordenó se demolición aunque con la indicación expresa de que se respetaran la torre y la iglesia, pero el derrumbamiento no se produjo, sino que fue abandonado.
     A mediados del s. XVI hubo un intento de reconstruir el castillo para hacer frente a las continuas incursiones de los piratas Barbaroja y Solimán el Magnífico, proyecto al que se opusieron los Jurados de la Isla que prefirieron fortificar la costa.
     Desde entonces hasta nuestros días el Castillo de Santa Agueda ha sufrido un importante deterioro debido a la erosión meteorológica y las agresiones de los buscadores de oro, pues según cuenta la leyenda, debajo de los muros de la fortaleza se esconde un becerro de oro.
     Recientemente el Ayuntamiento de Ferrerias ha constituido la Asociación de Amigos de Santa Agueda y ha promovido las primeras acciones para evitar el deterioro de la calzada romana de acceso a la fortaleza. Aunque el proyecto es de gran envergadura y su coste económico muy elevado, la intención última es recuperar la integridad del recinto por su valor histórico y monumental.