En la cima de la colina de Santa Agueda existen todavía hoy las ruinas de una antigua fortaleza que se levantó en la época de la dominación árabe en Menorca.
Según el testimonio de los investigadores existe la posibilidad de que el castillo se levantara sobre los restos de una antigua edificación romana. Esta opinión está avalada por el hallazgo de monedas romanas y puntas de lanza.
Lo cierto es que en 1232 esta fortaleza aparece en la documentación con el nombre de Sain Agaiz y se hace referencia a ella como punto de valor estratégico militar y como residencia palaciega de los gobernadores musulmanes.
Cuando en 1287 las tropas catalano-aragonesas del Alfonso III conquistaron Menorca para incorporarla a la cultura occidental, el castillo de Santa Agueda fué el último reducto de las tropas árabes que se habían refugiado en su interior y en la cima de la montaña se firmaron las capitulaciones. En recuerdo de esta efemérides el rey cristiano ordenó construir una capilla dedicada a Santa Agueda. Paulatinamente el castillo entró en decadencia hasta el punto de que en 1363 se ordenó se demolición aunque con la indicación expresa de que se respetaran la torre y la iglesia, pero el derrumbamiento no se produjo, sino que fue abandonado.
A mediados del s. XVI hubo un intento de reconstruir el castillo para hacer frente a las continuas incursiones de los piratas Barbaroja y Solimán el Magnífico, proyecto al que se opusieron los Jurados de la Isla que prefirieron fortificar la costa.
Desde entonces hasta nuestros días el Castillo de Santa Agueda ha sufrido un importante deterioro debido a la erosión meteorológica y las agresiones de los buscadores de oro, pues según cuenta la leyenda, debajo de los muros de la fortaleza se esconde un becerro de oro.
Recientemente el Ayuntamiento de Ferrerias ha constituido la Asociación de Amigos de Santa Agueda y ha promovido las primeras acciones para evitar el deterioro de la calzada romana de acceso a la fortaleza. Aunque el proyecto es de gran envergadura y su coste económico muy elevado, la intención última es recuperar la integridad del recinto por su valor histórico y monumental.
Según el testimonio de los investigadores existe la posibilidad de que el castillo se levantara sobre los restos de una antigua edificación romana. Esta opinión está avalada por el hallazgo de monedas romanas y puntas de lanza.
Lo cierto es que en 1232 esta fortaleza aparece en la documentación con el nombre de Sain Agaiz y se hace referencia a ella como punto de valor estratégico militar y como residencia palaciega de los gobernadores musulmanes.
Cuando en 1287 las tropas catalano-aragonesas del Alfonso III conquistaron Menorca para incorporarla a la cultura occidental, el castillo de Santa Agueda fué el último reducto de las tropas árabes que se habían refugiado en su interior y en la cima de la montaña se firmaron las capitulaciones. En recuerdo de esta efemérides el rey cristiano ordenó construir una capilla dedicada a Santa Agueda. Paulatinamente el castillo entró en decadencia hasta el punto de que en 1363 se ordenó se demolición aunque con la indicación expresa de que se respetaran la torre y la iglesia, pero el derrumbamiento no se produjo, sino que fue abandonado.
A mediados del s. XVI hubo un intento de reconstruir el castillo para hacer frente a las continuas incursiones de los piratas Barbaroja y Solimán el Magnífico, proyecto al que se opusieron los Jurados de la Isla que prefirieron fortificar la costa.
Desde entonces hasta nuestros días el Castillo de Santa Agueda ha sufrido un importante deterioro debido a la erosión meteorológica y las agresiones de los buscadores de oro, pues según cuenta la leyenda, debajo de los muros de la fortaleza se esconde un becerro de oro.
Recientemente el Ayuntamiento de Ferrerias ha constituido la Asociación de Amigos de Santa Agueda y ha promovido las primeras acciones para evitar el deterioro de la calzada romana de acceso a la fortaleza. Aunque el proyecto es de gran envergadura y su coste económico muy elevado, la intención última es recuperar la integridad del recinto por su valor histórico y monumental.